Te quiero

Te quiero, no por un motivo sino por cientos. Te quiero por que cada día te miro y me enseñas algo diferente, porque sé como eres y aun sabiéndolo lo olvido para volver a conocerte, despacio, sin prisas. Te quiero porque me pregunto siempre si algo te gustará, porque cuando nos enfadamos no me encuentro bien, y quisiera cogerte de la mano y pegar un gran salto por encima de esos días. Te quiero. A ti, aquí y ahora. Te quiero porque dejas huella en mí, y sé que si algún día mi vida no camina junto a la tuya, algo dentro de mí te seguiría buscando. Seguiría buscando tu figura entre la gente, tus besos, tu manera de hablar. Y podría pasar una vida entera preguntándome donde estarás, que te gustaría, quien te llevaría de la mano... y querría sentir de nuevo lo que me haces sentir hoy. Te quiero porque si ahora mismo tendría que pensar en un futuro que aun no existe, te elegiría a ti para buscarlo conmigo.
Te quiero, sin reflexionar, inconscientemente, irresponsablemente, espontáneamente, involuntariamente, por instinto, por impulso, irracionalmente. En realidad no tengo argumentos lógicos, ni siquiera improvisados. Sólo sé que te quiero. Nunca pensé que fueras a ser tú, pero lo eres. Eres tú y tu manera de hacer las cosas. Tu forma de mirarme, tu risa, tus gestos. Porque se me acabaron las excusas, y ya no puedo decir: "si tu supieras", porque lo sabes, porque me conoces. Tengo tantas cosas que decirte, que no sé por dónde empezar. Y puede que si me pusiera a escribírtelas una a una, me quede en blanco, lo más seguro. Quizás sea el momento de darte las gracias por todo este tiempo que pasamos juntos, o de dártelas también por el tiempo que nos queda. Es posible que sea el momento adecuado para decirte, asegurarte, que en esta vida ya no quiero otros besos, ni otros abrazos, ni otro número de teléfono al que llamar, ni otra voz a la que hablar, ni otra persona con quién soñar, ni otra fecha que no empiece por uno, ni otro nombre que no sea el tuyo.
Házme un favor, coge cada minuto, cada segundo, cada gesto de estos cinco meses y medio, y guárdalos. Y así si algún día no estoy a tu lado o has sido tú quien se ha marchado del mío podrás ver que sí que fuimos, que somos, de verdad. Que nunca he hablado tan serio como cuando te dije que te quería. Que tengo claro que si estuvieras debajo del suelo, solo el tonto miraría al cielo. Es increíble como se puede depender de alguien tan fácilmente, y mira que es difícil, pero tú tienes ese don de hacerlo todo posible. Al final, terminamos accediendo a ataduras por voluntad propia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario